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Una mujer que nace con el síndrome de Rokitansky o bien nace sin útero o este es demasiado pequeño debido a una anomalía de los conductos de Müller durante la gestación del feto. En el caso de aquellas mujeres que sí hayan nacido con útero por pequeño que sea, no presentan conexión entre el útero y la vagina (cérvix). Las consecuencias derivadas de esta malformación son la ausencia de menstruación (amenorrea primaria) y la imposibilidad de que se quede embarazada.

La medicina avanza a un ritmo abrumador y ya se han hecho los primeros trasplantes de útero. Se trata de una intervención quirúrgica todavía en proceso de experimentación, pero hay países como Francia que ya hablan de la posibilidad de que en 2017 se practique. En septiembre de 2014 nació el primer bebé de una madre con útero trasplantado.

Esta operación sería la alternativa a la adopción o al vientre de alquiler. Hasta ahora una mujer con Rokitansky no podía gestar un feto, pero eso no significa que no pudiese ser madre.

Más información:

«El éxito de un trasplante de útero es que la mujer consiga dar a luz». El País [2 de marzo de 2015]

http://elpais.com/elpais/2015/03/01/ciencia/1425227492_564668.html