«No vas a poder ser madre», «no vas a poder tener hijos», «no se va a pasar el apellido»… Algunas de las perlas que probablemente toda mujer Rokitansky ha tenido que escuchar en algún momento de su vida. Todas ellas erróneas o, en caso de esconder medias verdades, habría que hacer muchos matices.

IMG_20141001_000028.JPG

Nací con un útero demasiado pequeño como para poder llevar vida en mi interior y gestar un feto, pero esa tara física no me arrebata la posibilidad de portar el título de madre en un futuro y por ende, no me privará de poder tener hijos MÍOS. Porque el hecho de que no sean biológicos no quiere decir que no pueda referirme a ellos con orgullo como «MIS hijos».

Ojo, que si yo quisiese podría tener hijos biológicos, lo que otros expresarían como «de mi sangre» (odio esa frase…). Tengo dos ovarios en pleno funcionamiento y unas hormonas que marchan viento en popa, por lo que sería cuestión de que una mujer fuese inseminada con mis óvulos y gestase por mí a esa futura criatura con mi misma genética. Cada persona es libre de elegir la opción que más le convenza, yo es una posibilidad que descarté desde el momento en el que supe que no podría quedarme embarazada.

La adopción me parece un acto tan bello… No lo digo con un sentido romántico de la palabra, sino desde las profundidades de mi ser y de mi corazón. Incluso antes de saber que era mujer Rokitansky y lo que el síndrome supondría en mi vida, ya había pensado en lo maravilloso que sería poder adoptar. Tener hijos no necesariamente implica «traer nueva vida al mundo», pero sí implica «dar vida» y esa acción de verdadera heroicidad tiene lugar tanto en un hogar en el que hubo un embarazo como en la casa en la que se recibió con los brazos abiertos la llegada de un niño adoptado. Porque sí estaría dando vida, estaría dando la vida que un orfanato no le podría dar a un niño que no eligió estar allí el día de su nacimiento. Además, siempre se ha dicho que la llegada de un niño es fruto del amor entre dos personas (o de una única persona que desee formar su propia familia a nivel individual). ¿Acaso no es un acto de amor adoptar?

Hay muchos paralelismos entre una maternidad derivada de un embarazo y una maternidad posible gracias a un proceso de adopción. Similitudes en las que no nos paramos a pensar, pero que tal vez nos harían ver las cosas de un modo diferente y, sobre todo, natural. Porque desde luego es fundamental normalizar el derecho a la maternidad de cualquier mujer elija la vía que elija. Hemos avanzado mucho, es algo que no puedo negar, pero continúa habiendo personas que ven a los niños adoptados como hijos de segunda. Yo, desde luego, no permitiré que nadie me haga sentir como una madre de una categoría inferior y tampoco permitiré que ninguna mujer se sienta de ese modo. ¿Acaso existe un prototipo de madre? Hay toda una gama de colores, una isla de posibilidades y todas ellas son igual de válidas.

Tanto para una madre adoptiva como para una madre biológica, la maternidad es igual de mágica para ambas, un largo recorrido en el que se acaban juntando los caminos que por fin las conducirán a ese claro en el que vean a su hijo por primera vez:

  • «Ir a por el niño»

La primera etapa en el proceso de iniciar una familia… Ponerse en contacto con la cigüeña para que llegue al nido un niño o una niña que se conviertan en la alegría de la casa. Si pensamos en una pareja heterosexual, este proceso consiste en intentar que la mujer se quede embaraza (algunas tienen más suerte que otras). El caso de una mujer Rokitansky sería como el de una pareja homosexual o el de un padre o madre solteros. El «ir a por el niño» puede consistir en iniciar un proceso de adopción o de vientre de alquiler (subrogación). Mmm… A simple vista, no veo yo que haya mucha diferencia… Todos, sin excepción, elijan el camino que elijan, comparten un objetivo común: tener un hijo.

  • Los meses de espera

Lo bueno siempre se hace esperar… Después de muchos intentos fallidos la mujer se queda embaraza, lo que significa que si todo marcha al compás del reloj de la naturaleza, en nueve meses dará a luz. Aquellas parejas que hayan optado por el vientre de alquiler también esperarán sobre nueve meses la llegada de una nueva vida a sus hogares. Los que se hubiesen decantado por la adopción, quizás tengan que esperar un poco más, pero la acción es la misma: aguardar. El primer grupo tendrá ese contacto inicial con su hijo a través de las imágenes de las ecografías; mientras que el segundo grupo, el de los padres adoptivos, en lugar de tener entre sus manos imágenes en blanco y negro de un feto, seguramente tarde o temprano reciban esa primera foto de la criatura a la que pronto tendrán en brazos.

  • Amor a primera vista

Como en el cine, una escena en la que el amor a primera vista equipare todo el espacio de la pantalla, puede tener lugar en escenarios complamente opuestos y dispares. Habrá madres que vean a sus hijos por primera vez en el paritorio de un hospital tras haber dado a luz; otras no posarán la mirada sobre su hijo hasta despertar de la anestesia de la cesárea; las habrá que asistan al parto de la mujer que hubiese gestado al bebé por ellas; y otras cogerán buses, trenes o/y aviones para cruzar las puertas del orfanato en el que hasta entonces había vivido el que desde ese momento en adelante será su hijo (y nunca dejará de serlo). Unas cogerán en brazos a renacuajos que quizás no superen el kilo, mientras que otras se lanzarán corriendo por un pasillo para abrazar a un niño que quizás ya tenga 5 años. El vínculo común: amor.

Llegué a odiarme por ser diferente, por llevar dentro de mí un útero lo suficientemente amorfo como para no poder proteger a un bebé en su interior. No entendía, no lo soportaba… ¿Por qué yo? Sabía que sí, que podría ser madre, pero me atormentaba la idea de no tener derecho a decidir, que se me hubiese privado de poder dar a luz en un futuro.

Ahora, ya no pierdo el tiempo pensando en quién podría haber sido y nunca seré, sino que pienso en quién sí tengo el poder de ser. Falta mucho para eso, pero tengo claro que seré madre, que estaré orgullosa de serlo y que lucharé por «ir a por ese niño», esperaré el tiempo que haga falta -con o sin fotos en las que verlo- y me enamoraré de él. Porque aunque ese niño o esa niña no lo sepan, ya los quiero.


VERSIÓN GALEGA

Maternidade

«Non vas poder ser nai», «non vas poder ter fillos», «non se vai pasar o apelido»… Algunhas das perlas que probablemente toda muller Rokitansky tivo que escoitar nalgún momento da súa vida. Todas elas errada ou, no caso de agochar verdades a medias, habería que facer moitos matices.

IMG_20141001_000028.JPG

Nacín cun útero demasiado pequeno como para poder levar vida no meu interior e xestar un feto, pero esa tara física non quitaba a posibilidade de portar o título de nai nun futuro e por ende, non me privará de poder ter fillos MEUS. Porque o feito de que non sexan biolóxicos non quere dicir que non poida referirme a eles con orgullo como «MEUS fillos».

Ollo, que se eu quixera podería ter fillos biolóxicos, o que outros expresarían como fillos «do meu sangue» (odio esa frase…). Teño dous ovarios en pleno funcionamiento e unhas hormonas que marchan vento en popa, polo que sería cuestión de que unha muller fora inseminada con óvulos meus e xestase por min a esa futura criatura coa miña mesma xenética. Cada persoa é libre de elixir a opción que máis lle convenza. No meu caso é unha posibilidade que descartei desde o momento no que souben que no podería quedarme embarazada.

A adopción paréceme un acto tan fermoso… Non o digo cun sentido romántico da palabra, senón desde as profundidades do meu ser e do meu corazón. Incluso antes de saber que era muller Rokitansky e do que a síndrome suporía na miña vida, xa pensara no marabilloso que sería poder adoptar. Ter fillos non necesariamente implica «traer nova vida ao mundo», pero si implica «dar vida» e esa acción de verdadeira heroicidade ten lugar tanto nun fogar no que houbo un embarazo coma na casa na que se recibiu cos brazos abertos a chegada dun meniño adoptado. Porque si estaría dando vida, estaría dándolle a vida que un orfanato non lle podería dar a un neno que non elixiu estar alí o día do seu nacemento. Ademais, sempre se dixo que a chegada dun neno é froito do amor entre dúas personas (ou dunha única persoa que desexe formar a súa propia familia a nivel individual). Acaso adoptar non é un acto de amor?

Hai moitos paralelismos entre unha maternidade derivada dun embarazo e unha maternidade posible gracias a un proceso de adopción. Similitudes nas que non adoitamos reparar, pero que tal vez nos farían ver as cousas dun modo diferente e, sobre todo, natural. Porque desde logo é fundamental normalizar o dereito á maternidade de cualquera muller elixa a vía que elixa. Fomos avanzando moito, é algo que non podo negar, pero continúa habendo persoas que ven aos nenos adoptados coma fillos de segunda. Eu, desde logo, non permitirei que ninguén me faga sentir nai de categoría inferior e tampoco vou permitir que ningunha muller se sinta dese xeito. Acaso existe un prototipo de nai? Que eu saiba, non. Hai toda una gama de cres, unha illa de posibilidades e todas elas son igual de válidas.

Tanto para unha nai adoptiva coma para una nai biolóxica, a maternidade é igual de máxica para ámbalas dúas, un longo percorrido no que se acaban por xuntar os camiños que por fin as conducirán a ese claro no que verán a seu fillo por primeira vez:

  • «Ir a polo neno»

A primeira etapa no proceso de iniciar unha familia… Poñerse en contacto coa cigüeña para que chegue ao niño un neno ou unha nena que se convirtan na ledicia da casa. Se pensamos nunha parella heterosexual, este proceso consiste en intentar que a muller quede embaraza (algunhas teñen máis sorte ca outras). O caso dunha muller Rokitansky sería coma o dunha parella homosexual ou o dun pai ou nai solteiros. «Ir a polo neno» pode consistir en iniciar un proceso de adopción ou de ventre de alquiler (subrogación). Mmm… A simple vista, eu non vexo que haxa moita diferencia… Todos, sen excepción, elixan o camño que elixan, comparten un obxectivo común: ter un fillo.

  • Os meses de espera

O bo sempre se fai esperar… Despois de moitos intentos fallidos a muller queda embaraza, o que significa que se todo marcha ao compás do reloxo da naturaleza, en nove meses dará a luz. Aquelas parellas que optaran polo ventre de alquiler tamén esperarán sobre nove meses a chegada dunha nova vida aos seus fogares. Os que se decantaran pola adopción, quizais teñan que esperar un poco máis, pero a acción é a mesma: agardar. O primer grupo terá ese contacto inicial co seu fillo a través das imaxes das ecografías; mentres que o segundo grupo, o dos pais adoptivos, en lugar de ter entre as súas mans imaxes en branco e negro dun feto, seguramente antes ou despois reciban esa primeira foto da criatura á que pronto terán no colo.

  • Amor a primeira vista

Coma no cine, unha escea na que o amor a primera vista equipare todo o espacio da pantalla, pode ter lugar en escearios complamente opostos e dispares. Haberá nais que vexan aos seus fillos por primeira vez no paritorio dun hospital tras dar a luz; outras non posarán a mirada sobre o seu fillo ata despertar da anestesia da cesárea; haberá as que asistan ao parto da mujer que xestara ao bebé por elas; e outras collerán buses, trens ou/e avións para cruzar as portas do orfanato no que ata entón vivira o que a partir dese momento en diante será o seu fillo (e nunca deixará de selo). Unhas collerán en brazos a bechiños que quizais nin superen o quilo, mentres que outras se lanzarán correndo por un corredor para apertar a un neno que pode que xa teña 5 anos. O vínculo común: o amor.

Cheguei a odiarme por ser diferente, por levar dentro de min un útero o suficientemente amorfo como para non poder protexer a un bebé no seu interior. Non entendía, non o soportaba… Por que eu? Sabía que si, que podería ser nai, pero atormentábame a idea de non ter dereito a decidir, estar privada de poder dar a luz nun futuro.

Agora, xa non perdo o tempo pensando en quén poedría ser e nunca serei, senón que penso en quén si teño o poder de ser. Queda moito para iso, pero teño claro que serei nai, que estarei orgullosa de selo e que loitarei por «ir a por ese neno», agardarei o tempo que faga falla -con ou sen fotos nas que velo- e  namorarei del. Porque aínda que ese neno ou esa nena non o sepan, xa os quero.


ENGLISH VERSION

Maternity

Still working on it…

IMG_20141001_000028.JPG